Por
último, se detuvo al pie de un caserón
de piedra, oscuro y antiquísimo,
y al detenerse brillaron sus ojos con una
indescriptible expresión de alegría.
En una de las altas ventanas ojivales de
aquel que pudiéramos llamar palacio,
se veía un rayo de luz templada y
suave que, pasando a través de unas
ligeras colgaduras de seda color de rosa,
se reflejaba en el negruzco y grieteado
paredón de la casa de enfrente.
Finally, he stopped at a dark and ancient house of stone, and while halting his eyes enlightened in an undescribable joy. From one of the high, gothic arched window of this, we could call it a pallace, a ray of soft light through the airy, pink silk curtains and reflected to the black, fissured wall of the opposite house.