La
noche estaba serena y hermosa, la luna brillaba
en toda su plenitud en lo más alto
del cielo, y el viento suspiraba con un
rumor dulcísimo entre las hojas de
los árboles.
Manrique llegó al claustro, tendió
la vista por su recinto y miró a
través de las macizas columnas de
sus arcadas... Estaba desierto.
Salió de él y encaminó
sus pasos hacia la oscura alameda que conduce
al Duero, y aún no había penetrado
en ella, cuando de sus labios se escapó
un grito de júbilo.
Había visto flotar un instante y
desaparecer el extremo del traje blanco,
del traje blanco de la mujer de sus sueños,
de la mujer que ya amaba como un loco.
The night was cloudless and beautiful, the moon glimmered in his full splendour at the highest point of the sky and the wind sighed mit a soft rustling between the leaves of the trees.
Manrique reached the cloister, glanced along the massive arcade pillars over the site... It was empty.
He left and turned his steps towards the dark cottonwood alley leading to the Duero; hardly he was there when a cry of joy escaped his lips.
He had seen the white gown's hem of the woman of his dreams whom he loved madly now, just before it disappeared.